dolor

¿Qué nos dice el dolor que sentimos?

El dolor es, sin duda, una sensación que todas las personas experimentan en alguna etapa de sus vidas. Ya sea por el paso de la edad, por un accidente, una herida o un síntoma difuso la mayoría de las razones de consultas médicas están relacionadas con este motivo, que se define como una sensación desagradable que nos indica que existe un daño real o posible en nuestro organismo. 

Los grados de tolerancia

El dolor puede mostrar diversas intensidades en el paciente así como también diferencias en su constancia e intermitencia provocando que este sea leve o realmente insoportable. Es así como cada persona experimentará diversos grados de tolerancia respecto a un dolor. Por ejemplo, en el caso de los deportistas, es muy común ver que al lesionarse en medio del juego o la competencia no sientan dolor alguno, sin embargo, en estado de reposo o descanso la tolerancia disminuye provocando un dolor más intenso. Por otro lado, tenemos el caso de los adultos mayores quienes pueden sentir dolores de manera frecuente y, sin embargo, mostrar mayor tolerancia al desarrollar una actitud estoica hacia él, quejándose menos. Es común encontrar personas de esta edad pensando que el dolor es parte del envejecimiento por lo que  evitan notificarlo o minimizan la sensación.

Una breve mirada a las causas del dolor

Una mirada fisiológica nos revela que las causas más comunes de sentir dolor están relacionadas a trastornos musculares esqueléticos mientras que también existen numerosos diagnósticos de dolores crónicos debido a diversas causas. A diferencia del dolor intermitente y ocasional, el dolor del tipo crónico tiende a reducir la independencia de las personas en su estilo de vida, provocando la necesidad de mantener un tratamiento constante para mantener los síntomas y dolores controlados 

Efectos y reacciones.

Los efectos del dolor dependerá de cada paciente, sin embargo de manera general, este puede intervenir de manera más notoria y prolongada en la vida de los pacientes que experimentan dolores crónicos. Algunos son:

  • Perder el sueño y agotarse de manera más seguida.
  • Perder el apetito, llegando incluso a desarrollar desnutrición.
  • Impedir el curso de una vida social, al no sentirse bien para salir al exterior.
  • Reducir la actividad física, provocando una pérdida de fuerza y flexibilidad muscular.

Tratamiento común: El uso de analgésicos

Los analgésicos son el medicamento más utilizado para disminuir el dolor por su accesibilidad y seguridad. Sin embargo, también presenta riesgos para personas propensas a manifestar efectos secundarios como lo serían los adultos mayores, quienes son la población más susceptible a sentir dolor. Es por eso que la administración de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como ibuprofeno o naproxeno, debe ser siempre en dosis bajas para reducir el riesgo de efectos secundarios y monitorear sus efectos. De hecho, es recomendado empezar utilizando analgésicos que no tengan efectos secundarios como el paracetamol (acetaminofeno) para el tratamiento del dolor crónico leve a moderado sin inflamación. Por el contrario, la administración de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como ibuprofeno o naproxeno, se ha demostrado que puede tener efectos secundarios como:

  • Provocar infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares.
  • Desarrollar coágulos de sangre en las piernas o insuficiencia cardíaca.
  • Dañar los riñones.
  • Desarrollar úlceras o hemorragia digestiva.

Es por eso que recomendamos siempre consultar a su doctor o especialista sobre su tratamiento, indicando sus antecedentes de salud y también los medicamentos que consume para así recetar el medicamento ideal para aliviar el dolor.