Los niños pequeños son muy susceptibles a contraer infecciones de las vías respiratorias debido a la inmadurez de su sistema inmunológico, la genética familiar o la exposición recurrente a ambientes con presencia de agentes patógenos, como lo podrían ser jardines infantiles o el colegio, especialmente en invierno.
Las manifestaciones de este tipo de infecciones son bastante recurrentes en niños de 6 meses a 6 años de edad. De hecho, se estima que las IVR más comunes (tales como la amigdalitis, faringitis, laringitis, rinosinusitis, otitis media o el resfrío común) afectan al 25% de los niños menores de 1 año mientras que, en niños de entre 1 a 4 años, pueden afectar hasta el 18% en países desarrollados.
A pesar de ser una condición de salud común y recurrente, las IVR se encuentran entre las causas principales de mortalidad infantil en todo el mundo. Se estima que en el 2000, alrededor de 1,9 millones de niños en todo el mundo murieron debido a IVR agudas y un 70% de estas muertes ocurrieron en África y el Sudeste Asiático.
¿De qué manera se manifiestan las IVR en los niños?
Cuando las infecciones son de origen viral, éstas pueden ser propagadas fácilmente en niños de edad preescolar, y pueden llegar a provocar episodios de sibilancia, en el cual ocurre una obstrucción de las vías respiratorias debido a la inflamación de sus tejidos. Este episodio también puede provocar la acumulación de moco, generando espasmos en los músculos situados en las paredes de las vías respiratorias presentando tos, dificultad en la respiración, retracción del pecho o una combinación de estos que podría ir aumentando de manera progresiva.
Consecuencias de las IVR en los niños.
Es importante saber que los niños que tienen síntomas respiratorios recurrentes o prolongados, pueden experimentar en el futuro varias series de infecciones en vez de una que sea persistente. Esto se debe a que entre más recurrentes sean los episodios infecciosos, más alterados se verán los mecanismos de defensa del huésped, dando origen a complicaciones más graves como daño a los pulmones, disminución de la función pulmonar, problemas respiratorios adicionales y un mayor riesgo de recurrencia y complicaciones a largo plazo.
El tratamiento más frecuente para las infecciones de las vías respiratorias son los antibióticos a pesar de que la mayoría de estas infecciones son de origen viral y no bacterial. Aún cuando se ha conocido que el uso generalizado de antibióticos provoca el desarrollo de cepas bacterianas muy resistentes que presentan una amenaza significativa para la salud, se siguen considerando a los antibióticos como la principal indicación para combatir las infecciones de las vías respiratorias en personas menores de 18 años de edad.
¿Cómo prevenirlo?
Se considera que la educación de los padres es fundamental para la prevención de infecciones recurrentes en los niños y que el conocimiento de los factores de riesgo es vital para reducir al mínimo la frecuencia de las infecciones de las vías respiratorias. Existen dos tipos de factores de riesgo: los no modificables y lo que sí se pueden modificar. Dentro de los no modificables se encuentran:
- Antecedente familiar de atopía.
- Presencia de alergias
- Bajo peso al nacer o nacimiento prematuro.
- Anormalidades fisiológicas en las vías respiratorias.
- Sexo masculino.
Si bien estos factores no se pueden alterar, es importante conocerlos para tomar todas las medidas preventivas y de cuidado para evitar exponer a los niños a contraer infecciones. Por otro lado, se encuentran los factores de riesgos que sí son modificables y también pueden evitarse para cuidar a los niños, tales como:
- Reducción/Falta de lactancia en niños de hasta 6 meses.
- Asistencia a guardería en edad temprana.
- Hermanos de edad escolar; familias numerosas.
- Contaminación.
- Padres fumadores.
- Desnutrición.
- Falta de vacunas.
- Estrés físico.
La mayoría de las infecciones en los niños puede prevenirse mediante intervenciones sencillas, las que, de aplicarse correctamente, pueden cumplir un rol fundamental a la hora de prevenir las IVR.