Ser diagnosticado con una enfermedad crónica es para muchos el inicio de cambios importantes que ocurren a nivel social, familiar y laboral. Y es que convivir con dolores crónicos y exponerse a diversos tratamientos médicos puede llevar a los pacientes a situaciones de estrés, presión y desesperanza, llegando incluso a desarrollar cuadros de insomnio, agotamiento o depresión. Informarse sobre las alternativas terapéuticas que existen es esencial para mejorar la calidad de vida de las personas que experimentan dolores crónicos. ¿Quieres saber más? Sigue leyendo.
Definiendo dolor crónico.
Se conoce como dolor crónico aquel que dura más de 3 a 6 meses y cuya manifestación deja de ser un síntoma para convertirse en una enfermedad en sí mismo. En estos casos, el causante original de dolor es persistente ya que es perpetuado por diversos factores, llegando incluso a desarrollar cambios en la personalidad del paciente o alteraciones en su salud mental desarrollando depresión, tristeza, insomnio, desesperanza o pérdida de peso.
Dolor Crónico Benigno versus Dolor Crónico Maligno.
El dolor crónico puede ser clasificado en dos tipos. Si es que este no está asociado con el cáncer o el SIDA, es denominado Dolor Crónico Benigno. Por el contrario, si el dolor es producido por causas oncológicas se establece como maligno y debe tratarse con suma urgencia ya que puede abarcar diversas localizaciones del cuerpo del paciente. Entre los síndromes dolorosos más frecuentes en pacientes oncológicos están: el dolor por invasión ósea (como lesión primitiva o metastásica), dolor neuropático (por compresión nerviosa) y dolor visceral.
¿Existe tratamiento para el dolor crónico?
En la mayoría de los casos para tratar un dolor crónico se requiere un enfoque terapéutico pluridisciplinar, que puede incluir tratamientos farmacológicos que permiten controlar en cierta medida la intensidad y periodicidad del dolor, pero no pueden tratarlo del todo. Veamos algunos de estos:
1. Tratamientos farmacológicos analgésicos
Existen tres tipos de medicamentos que se utilizan de forma escalonada en la persona diagnosticada en la medida en que los anteriores pierden su eficacia:
- Analgésicos periféricos, a los que pertenecen los de uso más frecuente, como los salicilatos y los antiinflamatorios no esteroideos.
- Analgésicos opioides débiles. Son derivados de los opiáceos pero de acción débil, como la codeína, la dihidrocodeína y el tramadol.
- Analgésicos opioides potentes, al que pertenecen la morfina y la metadona.
2. Otros tratamientos farmacológicos
Otra alternativa de tratamiento farmacológico son los medicamentos que no son analógicos, pero que pueden tener una acción similar. Dentro de estas se encuentran:
- Antidepresivos.
- Anticonvulsivantes.
- Fenotiazinas.
- Corticoides.
3. Tratamiento no farmacológico
Por otro lado, existen tratamientos para el dolor crónico que no son farmacológicos que aunque su efectividad no ha sido comprobada de igual manera son alternativas exploradas por los pacientes con este tipo de dolores. Algunas de ellas son:
- Acupuntura.
- Hidroterapia.
- Fisioterapia.
- Hipnosis.
- Aplicaciones alternantes de calor y frío.
- Apoyo psicológico, etc.
4. Estimulación eléctrica.
- Bloqueo nervioso con toxina botulínica.