Cuando se afirma que el estilo de vida de una persona influye directamente en su salud cardíaca, no se está exagerando. Y es que prácticas como el sedentarismo, la costumbre de fumar o llevar una alimentación donde abundan el azúcar, la sal, los cereales no integrales y las grasas saturadas son costumbres recurrentes entre personas que presentan problemas cardíacos. Si buscas cuidarte y prevenir estos riesgos, te recomendamos que sigas estos pasos.
1. Incluye más pescado a tu dieta.
Te recomendamos considerar consumir pescado al menos 2 veces a la semana. Diversas investigaciones han demostrado que el elevado aporte de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga que tiene el pescado (conocidos como DHA y EPA) ayuda a las personas a tener una baja prevalencia de enfermedades cardíacas. De hecho, el hallazgo de estas propiedades fueron descubiertas en poblaciones esquimales cuya dieta era alta en peces, focas y ballenas. Ellos demostraron tener una tasa muy baja de infarto a miocardio respecto a las poblaciones que no consumían alimentos del mar.
2. Considera suplementar tu dosis de DHA y EPA
Si eres una paciente con antecedentes de enfermedad coronaria, una manera de asegurarte que tu cuerpo tiene suficiente ácidos grasos es consumirlo a través de suplementos hechos a base de pescado, como Ergosel. La recomendación es consumir 900 mg diarios de DHA y 180 mg diarios de EPA, ya que se ha comprobado que estos tienen efectos positivos en la disminución del riesgo vascular al controlar diversos parámetros que influyen directamente en los problemas que el corazón puede tener, tales como:
- Modificación del perfil lipídico (especialmente en casos de triglicéridos elevados)
- Optimización de la homeostasis de la glucosa
- Reducción de la resistencia a la insulina
- Efectos antiinflamatorios
- Producción de estrés oxidativo.
3. Ten una vida activa
Una de las razones por las que deberías considerar hacer ejercicio regularmente es porque impacta de manera directa en tu corazón, además de estimular directamente la circulación en todos los músculos, contribuir en la reducción de la presión arterial y disminuir la formación de coágulos en las arterias, previniendo la aparición de infartos.
4. Deja de fumar
Es común entender que el tabaco perjudica los pulmones, sin embargo, también lo hace en el corazón. El tabaquismo acelera la frecuencia cardíaca, contrae las arterias principales e incluso puede llegar a provocar alteraciones en el ritmo del corazón haciendo que el corazón necesite esforzarse más. La nicotina desencadena la liberación de hormonas que dañan la pared interna de las arterias y el monóxido de carbono disminuye el aporte de oxígeno al miocardio. ¿Te quedan razones para seguir fumando ahora?