Mantener una dieta rica en alimentos apetecibles y no tan saludables han demostrado ser la preferencia de muchas personas en el mundo y los índices de obesidad lo demuestran. Y es que estos alimentos aparentan darnos todo lo que requerimos a primera vista: energía fácil y accesible. Sin embargo, lo que olvidamos es que son comidas ricas en calorías y bajas en nutrientes esenciales. Comemos y no nos nutrimos.
Estas conductas han motivado a los científicos a explorar las posibles causas y orígenes de la prevalencia que la obesidad tiene en la población y en un reciente estudio realizado en ratones se ha descubierto algo novedoso: si durante el embarazo prevalece una dieta alta en ácidos grasos 6 (que se encuentran de manera común en aceites vegetales y otros alimentos), pero baja en Omega 3 (ácidos grasos saludables), la descendencia tendrá una tendencia a preferir alimentos azucarados.
¿Por qué en el embarazo se definen las conductas alimentarias de la descendencia?
Cuando una madre se alimenta con una dieta desequilibrada aumenta la posibilidad de consumir demasiadas grasas saturadas y pocas saludables. Esto puede perjudicar el desarrollo neocortical y de cerebro de la descendencia al provocar el aumento de la liberación de dopamina mesolímbica, una neurona que está relacionada a las conductas ingestivas que provocan placer, facilitando la selección de alimentos sabrosos hipocalóricos al comer por sobre elecciones que lleven a una dieta regular o saludable.
¿Por qué preferimos alimentos azucarados?
Las conductas ingestivas que provocan placer (llamados aspectos hedónicos de la alimentación), son potenciados por neuronas dopaminérgicas mesolímbicas ubicadas en la área del mesencéfalo. Cuando se realizan estudios en animales, se demuestra que el consumo de alimentos azucarados o altos en grasas aumenta los niveles de dopamina y estos, a su vez, facilitan un aumento en el consumo de compuestos básicos del azúcar, como la sacarosa. Por otro lado y fomentando este ciclo de consumo hedónico, las neuronas dopaminérgicas mesolímbicas también activan las señales que predicen la recompensa. ¿Ahora ya entiendes por qué tienes que terminarte todo el paquete de tus galletas sin parar?
Consume Omega 3 durante tu embarazo.
Todo indica que la cantidad de ácidos grasos consumidos por la madre es un determinante importante del futuro de la descendencia. Un bajo consumo de Omega 3 puede llevar a tu descendencia a prácticas de alimentación desadaptativas, especialmente en nuestra sociedad donde es bastante fácil obtener alimentos hipocalóricos. Si estás embarazada o estás en período de lactancia te recomendamos incluir Omega 3 en tu dieta. Podría ser un paso preventivo hacia la reducción de los riesgos de obesidad en las generaciones futuras.