Tomates, cuyo licopeno reduce el riesgo de cáncer de próstata, pescados ricos en omega 3 que previenen enfermedades cardiovasculares o frutas y verduras cuyos flavonoides neutralizan los radicales libres oxidantes, estos son algunos de los alimentos que contienen componentes que forman parte de los llamados alimentos funcionales. Y es que son tan variados los atributos que se encuentran en los alimentos de origen natural, que la industria alimenticia ha visto la oportunidad de enriquecer sus productos con estos componentes biológicos activos para que sus productos además de nutrir sean saludables. ¿Interesado en saber más? ¡Sigue leyendo!
¿Qué son los alimentos funcionales?
Los alimentos funcionales se definen como aquellos que son capaces de proporcionar un efecto positivo en la salud aparte de su papel nutritivo básico desde el punto de vista material y energético. Otro nombre que se le da, son de alimentos diseñados, ya que su aporte a la salud proviene de componentes que en su mayoría son de origen vegetal o producto del proceso de fitoquímica. Es así como los alimentos funcionales, ayudan tanto en el mantenimiento de un buen estado de salud como en la reducción del riesgo de padecer una enfermedad.
¿Cómo actúan?
Los alimentos funcionales, al ser enriquecidos o mejorados para satisfacer más específicamente las necesidades nutricionales, estimulan una función específica del organismo, afectando beneficiosamente a una o varias funciones relevantes del organismo. Según su acción, los alimentos funcionales se distinguen:
a) Probiótico: Productos que contienen microorganismos vivos que al ser ingeridos en cantidades suficientes ejercen un efecto positivo en la salud más allá de los efectos nutricionales.
b) Prebiótico: Productos que contienen uno o más ingredientes no digeribles que benefician al consumidor por estimular selectivamente el crecimiento o la actividad de microorganismos específicos de la microflora intestinal.
c) Simbiótico: Es una mezcla de prebiótico y probiótico.
¿En qué formato se presentan?
Los alimentos funcionales suelen presentarse en forma de alimentos para uso diario normalmente con conceptos como “fortificado” o “enriquecido”. Un ejemplo de esto, sería la leche, zumos, margarinas, aceites, yogur, entre otros que contienen vitaminas, minerales, fitosteroles o ácidos grasos esenciales, así como, entre otros.
Los probióticos como alimento funcional.
Una categoría de alimentos funcionales de mucha relevancia es la de los alimentos probióticos que son definidos como aquellos que contienen microorganismos vivos y tienen algún beneficio en la salud debido a que proveen un equilibrio en la flora intestinal. Estos productos contienen bacterias de los géneros Bifidobacterium y/o Lactobacillus o levaduras del género Saccharomyces, que son bacterias formadoras de ácido láctico.
Los probióticos tienen una variedad de efectos positivos en la salud como son la prevención de diversos cánceres del tracto gastrointestinal, de niveles altos de colesterol sanguíneo con probados efectos contra los infartos del corazón y embolias cerebrales.
Es así como el desarrollo de los alimentos funcionales constituye una oportunidad palpable de contribuir a mejorar la calidad de la dieta, así como la selección de alimentos que pueden afectar positivamente la salud y el bienestar del individuo. Con este alimento se logra un impacto positivo en la salud, previniendo ó curando alguna enfermedad, además del valor nutritivo que contiene.