La migraña es una enfermedad muy frecuente. Aproximadamente afecta al 16% de las mujeres y al 8% de los hombres. En las mujeres suele comenzar con las primeras menstruaciones y en los hombres durante la niñez. Se trata de una enfermedad de personas jóvenes: 1 de cada 4 mujeres entre 20 y 50 años tiene migraña. No obstante, la enfermedad tiende a manifestarse menos a medida que pasan los años. Otro hecho característico de la migraña es su frecuente asociación familiar.
La migraña es una cefalea primaria, es decir, que se presenta de forma independiente y no está causada por otras enfermedades. Se caracteriza por la existencia de episodios, más o menos frecuentes, de dolor de cabeza (generalmente de un solo lado), que duran entre 4 y 72 horas y que suelen ser de intensidad fuerte o muy fuerte, produciendo en las personas que la padecen una situación de invalidez durante la etapa de dolor, teniendo que dejar de realizar la actividad que venían desarrollando, o limitando su eficacia y rendimiento.
También puede variar la frecuencia de los episodios por lo que hay personas que padecen migrañas una o dos veces al año mientras que otras pueden tenerlas más de 15 días por mes. Algunos dolores de cabeza pueden durar varias semanas cada vez.
El episodio de dolor suele acompañarse de náuseas, vómitos y molestia o incomodidad con la luz y los ruidos.
La causa de la migraña es desconocida
En los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento del mecanismo del episodio de dolor que caracteriza a la migraña y se sabe que, en general, hay una alteración de base, en los vasos de la cabeza, en la que predominan la inflamación y la dilatación y que ello llevaría al desencadenamiento del dolor, recuperándose posteriormente.
También es conocido que dicho episodio se origina, se desencadena o se agrava por la concurrencia de uno o más estímulos (agentes físicos, situaciones sociales, condiciones personales), en personas con alta sensibilidad para los mismos (no son comunes, ni son específicos, para todas y cada una de las personas que padecen migraña).
Tales factores desencadenantes pueden agruparse del siguiente modo:
- Psicológicos: estrés, angustia, conflictos, etc.
- Hormonales: menstruación, anticonceptivos, etc.
- Alimentarios: queso curado, ciclamato, chocolate, etc.
- Medio-ambientales: humo, luz brillante, tabaco, etc.
- Patrón de sueño: excesivo, insuficiente, etc.
- Fármacos: preparados con cafeína, descongestivos nasales, etc.
- Diverso: ayuno prolongado, fatiga, etc.
Cuando el dolor migrañoso va precedido de determinados síntomas de disfunción cerebral focalizados en la vista, oído, etc., y de carácter transitorio, se habla de migraña con aura. La migraña con aura es menos frecuente que la migraña sin aura (hay 1 caso de migraña con aura por cada 3-4 casos de migraña sin aura).
El aura se produce por una disfunción focal de la corteza cerebral, generalmente de la corteza occipital (en la parte posterior del cerebro). Esto explica que el aura más frecuente sea la visual. Sin embargo, si esa disfunción cerebral progresa hacia delante puede afectar a zonas del cerebro que integran la sensibilidad o el lenguaje, manifestándose como auras sensitivas (al paciente se le duerme la mano, un lado de la boca…) y del lenguaje (el paciente no puede decir lo que piensa o confunde las palabras), respectivamente. Esta disfunción dura unos pocos minutos (rara vez más de 30 min) y desaparece sin dejar daños.
¿Cómo se pueden prevenir los episodios de dolor?
La mejor manera de lograrlo es seguir una serie de recomendaciones básicas:
- Aprender qué alimentos o situaciones actúan como desencadenantes o agravantes para poder evitarlos.
- Evitar cambios en el patrón de sueño.
- Seguir un ritmo de vida metódico y relajado.
- Consultar con el médico cualquier variación en la presentación de los episodios.
¿Cuál es su tratamiento?
La migraña no tiene cura. Pero sí hay tratamiento para los episodios de dolor que la caracterizan y, en los casos más graves, pueden realizarse tratamientos preventivos. En función de la frecuencia, número de episodios, intensidad del dolor, invalidez que genera, duración de los episodios, síntomas, etc. Los profesionales sanitarios que nos atienden, decidirán si el tratamiento ha de ser sintomático o debe de indicarse una terapia preventiva.
Tratamiento del episodio de dolor (o tratamiento sintomático)
- Analgésicos simples o calmantes (tipo acetilsalicílico o paracetamol). Se usan mucho, pese a ser poco eficaces para el control de los episodios de dolor.
- Antiinflamatorios (tipo diclofenaco o naproxeno). Son útiles en los episodios de dolor no muy intenso. Pueden producir efectos secundarios molestos (sobre todo el área gastro-intestinal).
- Ergóticos (tipo ergotamina). Son los más utilizados, solos o en combinación con los analgésicos simples. No están libres de efectos secundarios no deseados, que se relacionan, generalmente, con su función de contracción de los vasos (frialdad, entumecimiento).
- Triptanes (tipo sumatriptan). Son los fármacos específicos para tratar los episodios de dolor de la migraña. Constituyen actualmente el tratamiento de elección para los episodios de dolor intenso o muy intenso.
Tratamiento de prevención de los episodios de dolor:
El tratamiento preventivo puede ser considerado cuando las migrañas se padecen con mucha frecuencia. Se trata de una medicación diaria que se pauta por temporadas y debe ser prescrita y seguida por un médico.
- Beta bloqueadores (tipo propranolol)
- Bloqueadores de canales del calcio (tipo nifedipino)
- Antidepresivos tricíclicos (tipo amitriptilina)
- Antiepilépticos (tipo valproato)
- Antihipertensivos (tipo lisinopril)